¿Sientes fatiga constante, dolores de cabeza o incluso inflamación sin razón aparente? Puede que la solución esté en algo tan simple como beber agua. Y no, no es un mito: mantener una buena hidratación diaria puede cambiar por completo tu energía, tu digestión… ¡y tu salud general!
Hoy te voy a contar por qué beber unos 2 litros de agua al día puede ser una de las decisiones más simples y poderosas para tu bienestar. Y no solo eso: también descubrirás qué tipo de agua es mejor, qué pasa si no lo haces y cómo calcular tu cantidad ideal según tu peso.
Beneficios en tu cuerpo
Beber suficiente agua cada día tiene un impacto directo en casi todos los sistemas de tu cuerpo. Aquí te dejo algunos de los beneficios más importantes:
- Mejora la digestión: El agua favorece el tránsito intestinal y previene el estreñimiento.
- Aumenta la energía: Mejora el rendimiento físico y mental.
- Apoya la desintoxicación natural: Ayuda a eliminar toxinas a través de la orina, el sudor y la respiración.
- Regula la temperatura corporal.
- Hidrata la piel desde dentro: Una piel seca, apagada o con acné puede mejorar visiblemente con más agua.
- Protege órganos vitales: Como los riñones, el hígado o incluso el corazón.
- Mejora el estado de ánimo: Estudios han vinculado una buena hidratación con menor ansiedad y mejor enfoque mental.
¿Qué tipo de agua es mejor?
¿Vale cualquier agua? Técnicamente, sí. Pero tienes que tener en cuenta algunas cosas:
No toda el agua que consumimos es igual de beneficiosa para el cuerpo
1. Agua del grifo
Aunque legalmente es potable en muchas zonas, el agua del grifo puede contener metales pesados como plomo o mercurio, sobre todo si vives en un edificio con cañerías antiguas. Además, también pueden encontrarse residuos de medicamentos o contaminantes que no siempre se eliminan completamente en las plantas de tratamiento.
¿La solución? Usar un buen filtro. Ya sea en el grifo, en una jarra o en un sistema más avanzado, filtrar el agua es una de las mejores inversiones que puedes hacer para tu salud.
2. Agua embotellada: atención al plástico
Aunque puede parecer más “segura”, el agua embotellada no siempre es la mejor opción. Muchas botellas están hechas con plásticos que liberan microplásticos, sobre todo si han estado expuestas al sol, al calor o han pasado mucho tiempo almacenadas.
Esos microplásticos pueden entrar en tu cuerpo y, con el tiempo, afectar el sistema hormonal y generar desequilibrios que, en casos extremos, se han relacionado con problemas de salud más serios.
Si eliges agua embotellada, opta por botellas de vidrio, que son más seguras y sostenibles.
Descubre más sobre los BPA en los recipientes de plástico y como beber de la forma más buena para tu organismo.

¿Qué le pasa a tu cuerpo si no bebes suficiente agua?
La deshidratación puede manifestarse de formas muy sutiles, y muchas veces la confundimos con hambre, cansancio o incluso ansiedad. Algunos efectos de no beber suficiente agua:
- Cansancio crónico o sensación de “niebla mental”.
- Dolores de cabeza frecuentes.
- Hinchazón abdominal o estreñimiento.
- Piel apagada o con brotes.
- Calambres musculares.
- Problemas renales o infecciones urinarias.
- Mayor retención de líquidos.
- Menor rendimiento físico y cognitivo.
La deshidratación leve ya impacta tu cuerpo. No hace falta llegar a un estado grave para que comiences a notar las consecuencias.
¿Cómo calcular cuánta agua necesitas según tu peso?
Aunque la recomendación general es beber unos 2 litros de agua al día, no es una cifra mágica para todos. Una forma más precisa de calcular tu necesidad diaria es:
35 ml de agua por cada kilo de peso corporal.
Por ejemplo:
- Si pesas 60 kg → 60 x 35 = 2100 ml = 2,1 litros diarios.
- Si pesas 75 kg → 75 x 35 = 2625 ml = 2,6 litros diarios.
Esto puede variar según tu nivel de actividad, el clima o si consumes muchos diuréticos (café, alcohol, té negro, etc.).
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Feliz vida, feliz digestión ❤️
Rocío ✨️